Como afirmé en la columna anterior, NO+ Reparto: por qué es inviable el sistema de reparto hoy, el año ’80 Chile tomó la decisión correcta de sustituir el sistema de pensiones basado en un mecanismo de reparto por uno de capitalización individual.
En el actual sistema, un trabajador contribuye con el 10% de su remuneración para su cuenta de capitalización individual, recursos que le pertenecen y que pueden ser heredados por su cónyuge e hijos en caso de fallecimiento (en el antiguo sistema de reparto, la tasa de cotización, por lo general superaba el 20%). Cuando alguien no logra suficientes ahorros en su cuenta, el Estado aporta con el pilar solidario para que obtenga una pensión mínima.
Desde su creación, la rentabilidad promedio anual de los fondos de pensiones ha sido de 8,21% real (Fondo C desde julio 1981 a febrero de 2017), lo que significa multiplicar $ 1 invertido en 1981 por más de 15 veces en términos reales al día de hoy.
¿De qué dependen los resultados del sistema actual? De varios factores: del aporte que las personas hagan a su cuenta durante su etapa activa (las “lagunas” y el número de años de cotización inciden muy negativamente sobre el monto de las pensiones); de la buena gestión del fondo por parte de las AFP; de las decisiones que las personas tomen respecto de la AFP y fondo (A, B, C, D, y E) elegidos, y del dinamismo de la economía (si hay crecimiento, se generan más oportunidades de empleo formal, las remuneraciones aumentan, y mejora la rentabilidad del fondo de pensiones).
Hoy la discusión está en aumentar la cotización en un 5% adicional, que es parte de la remuneración bruta que deberá pagar el empleador. La administración profesional y especializada que han mostrado las AFP, que han obtenido la citada rentabilidad, justifica que sean ellas quienes asuman la gestión del 5% de cotización adicional.
No corresponde que ese 5% no vaya íntegramente a las cuentas de capitalización individual de los trabajadores, porque independientemente de cómo se disfrace, es parte de la remuneración bruta que los empleadores pagarán a sus trabajadores, y será descontada al momento de determinar su renta líquida.
Otro mecanismo que implique que ese 5% de cotización adicional no llegue a la cuenta de capitalización individual del trabajador, puede ser leído como un alza de impuestos encubierta.
De manera adicional, es muy importante avanzar en generar mayor competencia, que junto a buscar espacios que permitan reducir las comisiones, hagan posible mejorar la eficiencia y rentabilidad de la gestión de las inversiones.
Los perfeccionamientos del sistema deben avanzar en cómo mejorar las pensiones de los trabajadores. No hay fórmulas mágicas. Las variables más importantes a analizar son el aumento en el monto de la cotización y la revisión de la edad de jubilación, buscando subsanar los problemas de lagunas de cotizaciones y de lograr que las personas cuenten con un mayor número de años con cotizaciones a lo largo de su vida.
El sistema de pensiones chileno no está quebrado, y, por el contrario, los fondos de los trabajadores — US$ 170 mil millones invertidos en Chile y el extranjero— cuentan con gran solvencia.
Les dejo una pregunta para comentar: ¿Cómo cree Ud. que podría aumentar la competencia en las AFP?
No hay comentarios:
Publicar un comentario