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martes, 20 de marzo de 2018

La integración a la economía global es fundamental para el desarrollo chileno




¡No olvidemos el desarrollo de mercados más competitivos!

http://claseejecutiva.emol.com/articulos/ricardo-raineri/no-olvidemos-el-desarrollo-de-mercados-mas-competitivos/


La presión competitiva es el proceso de rivalidad entre empresas que batallan por lograr ventas y obtener ganancias, es la fuerza impulsora detrás de los mercados.

El funcionamiento eficiente y competitivo de los mercados es esencial para promover el desarrollo del sector privado y con ello el crecimiento económico.

La competencia de un mercado está dada por la rivalidad que pueda existir entre las empresas existentes y también la amenaza que potenciales nuevos entrantes les imponen a las empresas establecidas.

Pero, aún cuando gran parte de los mercados funcionan suficientemente bien, la mayor parte del tiempo, la competencia efectiva no es automática y puede verse dañada por malas políticas y regulaciones gubernamentales. Y por conductas anticompetitivas de las empresas, como sucede cuando estas se coluden o adoptan prácticas de competencia desleal.

Más competencia por favor

La nueva administración del país se ha fijado como meta que Chile alcance el umbral de derrotar la pobreza y ser un país desarrollado en menos de una década. Ello, entre muchas otras cosas, requiere de un fuerte impulso al crecimiento económico.

El logro de mayores tasas de crecimiento económico exige profundizar en el desarrollo de mercados eficientes y competitivos, donde la competencia efectiva es un fuerte propulsor de aumentos de productividad.

La política de promoción de competencia es un engranaje importante en toda estrategia de crecimiento que permita eliminar la pobreza y transformar al país en un país desarrollado, proporcionando una mayor igualdad de oportunidades al eliminar barreras que frenan el ingreso de otros actores.

De acuerdo con el trabajo de Parente y Prescott (Las Barreras a la Riqueza, Barriers to Riches, que pueden leer aquí, en inglés), son las restricciones que se ponen para proteger los intereses de grupos particulares, las que frenan el desarrollo económico, llevando a que los países no puedan generar la riqueza que les permita alcanzar el anhelado desarrollo.

Barreras que al inhibir la competencia se traducen en limitaciones en las prácticas de trabajo, en la aplicación de mejores métodos de producción a nivel de las empresas, y en la creación de nuevos negocios. Tales barreras llevan a un freno en el crecimiento de la productividad total de los factores.

Aquí resulta fundamental avanzar en objetivos de política comprometidos por la nueva administración, como el perfeccionamiento del monitoreo del proceso de aprobación de fusiones, fortalecimiento de los mecanismos que prevengan la colusión y sistema de delación compensada, la instauración de criterios que permitan de mejor manera cuantificar conductas anticompetitivas, y eliminar situaciones donde la regulación inapropiada se transforman en un freno a la innovación e ingreso de nuevos actores al mercado.

Eliminar barreras para entrar y salir…

Para que los mercados sean competitivos, se deben eliminar las barreras de entrada innecesarias con el fin de que las nuevas empresas puedan ingresar cuando vean oportunidades comerciales.

Las barreras para salir igualmente no deben ser excesivas, para permitir que las firmas salgan de los mercados cuando no pueden operar de manera efectiva. De la misma manera, por ejemplo, se debe evitar que los consumidores estén capturados y enfrenten altos costos de salida al cambiar de proveedor de un servicio.

Una política de competencia sólida ayuda a que los mercados funcionen mejor. Y es una parte clave del clima de inversión que mejora la confianza de los inversionistas. Además, nivela de mejor manera el campo de juego en beneficio de los emprendedores y de las pequeñas empresas, que son las que generan el mayor porcentaje del empleo.

Lee aquí un artículo sobre los desafíos que enfrenta el nuevo gobierno chileno.




¿Qué desafíos económicos enfrenta el nuevo gobierno?

¿Qué desafíos económicos enfrenta el nuevo gobierno?
http://claseejecutiva.emol.com 12 de marzo de 2018


Entre los principales problemas que debe enfrentar el nuevo gobierno están el abultado gasto fiscal que en los últimos años ha crecido muy por encima del crecimiento del producto, el aumento de deuda pública que pasó de US$ 33,5 mil millones en 2013 a US$ 63 mil millones en 2017, y las holguras negativas en el presupuesto reflejadas en un déficit fiscal equivalente al 2,8 % del Producto Interno Bruto (PIB), el más alto desde el 2009.

Y, la autoridad, junto con abordar estos problemas, también deberá oxigenar al sector privado para hacer factible el objetivo de a lo menos duplicar la tasa de crecimiento de la economía en los próximos años.

Variable esencial

Una variable esencial para apalancar el crecimiento de la economía es aumentar la inversión y estimular el emprendimiento, logrando que Chile como destino sea una primera opción para los inversionistas y emprendedores en el contexto económico global.

En los últimos años hubo un deterioro del ambiente de negocios del país respecto de otras regiones o países. Una de las variables que influyó fuertemente fue el enorme aumento en la tasa de impuestos corporativos y la complejización del sistema tributario en general, como lo ha observado en estos días el Colegio de Contadores de Chile, con cambios que retiraron importantes incentivos a la inversión. Por ejemplo, la eliminación del Fondo de Utilidades Tributarias (FUT), más allá de los perfeccionamientos que requería su diseño.

El principal objetivo de la reforma tributaria en 2014 fue generar ingresos para financiar la reforma educacional. Al poco andar, se vio que la reforma tributaria no generó los ingresos esperados, y paralelamente el costo de emprender aumentó y la economía dejó de crecer de manera robusta.

En abril, más de 1,1 millón de empresas de todos tamaños deberán presentar su declaración de impuestos a la renta, con una tasa de impuestos de primera categoría que ha aumentado en un 66% desde inicios de la década pasada, de 15% el año 2001 a 25% hoy en el sistema atribuido. Y 25,5% en el sistema semintegrado (27% en 2018).

Tasa de impuesto de 1era Categoría


Lo que lleva a que las empresas en Chile enfrenten tasas de impuestos corporativos por encima del promedio de la OCDE, restándole al país atractivo como un primer destino a la inversión en una economía globalizada.

Los mayores impuestos corporativos de la reforma de 2014 han aumentado el costo de uso de capital, impactando negativamente el retorno sobre la inversión, desincentivan el ahorro, y llevarán a un menor stock de capital de largo plazo, con una menor relación de capital producto y consecuencias negativas en el crecimiento, la generación de mejores empleos y aumento de los salarios.

Las nuevas autoridades enfrentan un desafío importante en simplificar el sistema tributario y reducir impuestos corporativos para así oxigenar al sector privado, y aumentar con ello el stock de capital que contribuye significativamente a definir nuestra capacidad productiva y posibilidades de competir en la economía global.

Lee aquí sobre la tasa de impuestos corporativos más apropiada para aumentar la recaudación fiscal.

Empresas del Estado: ¿Sabías que es una tarea pendiente reducir los riesgos de captura?


http://claseejecutiva.emol.com/articulos/ricardo-raineri/empresas-del-estado-sabias-que-es-una-tarea-pendiente-reducir-los-riesgos-de-captura/


El gobierno corporativo es el sistema de reglas, prácticas y procesos mediante el cual una compañía es dirigida y controlada. Y en general, cuenta con un directorio que es el cuerpo colegiado máximo encargado de representar el interés de los dueños frente a la administración. ¿Qué pasa en las empresas del Estado?

Si bien las nuevas estructuras de gobierno corporativo van en la dirección correcta para dotar a las empresas del Estado de una estructura de gobernanza menos expuesta interferencias políticas, hechos como las recientes diferencias entre Codelco y Enap con la Contraloría General de la República dan cuenta de la necesidad de profundizar aún más en este tema.

En particular, en el desarrollo de mecanismos que disminuyan el riesgo de captura por parte de grupos de interés, internos y externos. Y para evitar que escudándose en un uso exacerbado de conceptos como información privada, estratégica o confidencial, se opaque la transparencia que debe tener su gestión de cara a la ciudadanía.

Qué dice la OCDE

Los Principios de Gobierno Corporativo de la OCDE y del G20, aprobados en 2015, y las recomendaciones de su consejo para las empresas públicas, entregan directrices de cómo perfeccionar el marco legislativo, reglamentario e institucional del gobierno corporativo.

En particular, la OCDE reconoce que las empresas de propiedad estatal enfrentan particularidades propias en su gobernanza. Que no son recogidas apropiadamente por la Ley de Sociedades Anónimas.

Complejidades que parten en las interferencias políticas, en las responsabilidades no siempre claras y en las pérdidas de eficiencia operacional en tierra de nadie, frente a una débil e imperfecta supervisión, debido a la propiedad pasiva del Estado.

Ello lleva a debilitar los incentivos para actuar por el mejor interés de la empresa y el público en general, que constituyen sus accionistas finales.

Lo anterior lleva un riesgo de captura y de un comportamiento oportunista de actores que pueden extraer las rentas que le pertenecen a los accionistas finales.

Dos factores disciplinarios ausentes

No es menor para la gestión y desempeño de las empresas públicas el estar aisladas de dos factores disciplinarios que se consideran esenciales para estimular una buena gestión como sí ocurre en el sector privado, la posibilidad de adquisición y de quiebra.

Las nuevas autoridades del país y los directorios de las empresas públicas deben ir más allá de disminuir los riesgos de interferencia política. Y hoy, ya habiendo retirado a los ministros de sus directorios, se debe avanzar en las otras condiciones particulares de gobernanza, siguiendo las recomendaciones de la OCDE con el fin de que las rentas vayan a los verdaderos propietarios: todos los chilenos.

Lee aquí los Principios de Gobierno Corporativo de la OCDE y del G20.
En este link, las Directrices de la OCDE sobre el Gobierno Corporativo de Empresas Públicas, edición 2015

Lee aquí, en inglés, la recomendación del consejo de la OCDE acerca de las directrices sobre el gobierno corporativo de las empresas de propiedad estatal.

¿Qué tasa de impuestos corporativos maximiza los ingresos por recaudación?


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¿Una tasa de impuestos corporativos mayor es garantía de mayor recaudación? Se reconoce al economista Arthur Laffer el haber puesto en la retina de las autoridades económicas del presidente de EE.UU., Gerald Ford, la idea de que un aumento en la tasa de impuestos no siempre aumenta la recaudación.

Ello, por los impactos negativos que mayores tasas de impuestos tienen sobre los incentivos a la inversión, el empleo y el emprendimiento.

Esta idea se ha plasmado en la curva de Laffer. Partiendo de una tasa de impuestos t = 0, la recaudación tributaria aumenta a medida que crece la tasa de impuestos, pero hasta un máximo cuando la tasa llega a t*. Luego, aumentos adicionales en la tasa de impuestos reducen la recaudación.


¿Cuál es esa tasa de impuesto corporativos que permite maximizar los ingresos por recaudación? Lo que nos muestran los datos de años recientes, es que, a pesar de existir en Chile un aumento significativo en la tasa de impuestos corporativos, los ingresos fiscales del impuesto de primera categoría como porcentaje han disminuido respecto del año 2012 en que alcanzaron un 4,3% del PIB (renta presunta + efectiva).

Ese fue un año de alto crecimiento, con una tasa de impuestos de primera categoría que aumentó casi 20%, pasando de 17% a 20% desde el 2011.

En 2016 el porcentaje de ingresos fiscales en relación al PIB llegó a  4,1%.

Así, aquí surgen indicios de que la tasa que permite maximizar la recaudación del impuesto de primera categoría como % del PIB, estaría más cerca del 20% que del 27% que tenemos en Chile.

Nadando contra la corriente
A diferencia lo ocurrido en Chile, donde la tasa de impuestos corporativos ha mantenido una senda de un sostenido crecimiento desde la década de los ’90, durante los últimos años los países de la OCDE se han movido a menores tasas.

Y, para que Chile pueda competir como un destino atractivo para la inversión debe contar con un sistema tributario que haga que sea más ventajoso invertir en Chile que en otros lugares.

Este no es un tema menor, y es una de las principales razones por las cuales Chile retrocedió en el ranking del Informe de Doing Business (DB). Como fue destacado en el DB2016 por el propio Banco Mundial cuando recalca que el aumento de la tasa de impuestos corporativos perjudicó el clima de negocios.

El fuerte aumento en la tasa de impuestos corporativos ha llevado a que muchos proyectos dejen de ser rentables. Y lleva a que estos sean postergados o eliminados desde las carpetas de negocios de las compañías, con consecuencias lamentables en la generación de empleos de calidad y el crecimiento de la economía.

La buena noticia es que el nuevo gobierno ha anticipado su interés de presentar prontamente una propuesta de perfeccionamiento tributario. Esta debería simplificar el sistema, dar mayor certeza jurídica y recuperar los incentivos para la inversión.

Todo ello reconociendo un marco de rigidez fiscal en que existen holguras negativas. Y donde solo será posible avanzar en una rebaja gradual de la tasa de impuestos que va a estar supeditada al crecimiento de la economía.

¿Qué hacer para ser un país desarrollado en una década?




¿Cómo llegar a ser un país desarrollado en una década? Veamos algunos indicadores. Desde los años 90 Chile muestra una preocupante caída en la Productividad Total de Factores (PTF), que mide los cambios en el producto que no se explican por cambios en la cantidad de capital o trabajo. La PTF ha disminuido desde una tasa de crecimiento anual cercana a 1,2% en el período 1992-2000, a 0,8% en el período 2001-2005, a -1,2% en 2006-2010, a 0,5% en 2011-2012, y a -1,0% en 2013-2017.

Y, hoy, con valores de la PTF negativos, resulta muy difícil que se observen aumentos en los salarios y/o rentabilidad de las empresas. Un valor negativo de la PTF nos dice que, con más recursos, como trabajo y capital, estamos produciendo menos.

Y, esto va en directa relación con la pérdida de competitividad del país a nivel internacional que da cuenta el índice de Competitividad Global que calcula el Foro Económico Mundial (FEM). La posición de Chile en el ranking se ha deteriorado desde la Gran Recesión de 2008-2009, con un pequeño repunte favorable en los últimos dos años.

Si aspiramos ser un país desarrollado en una década, mejorar la competitividad de la economía del país debe ser una de las tareas prioritarias para la nueva administración.

Tareas prioritarias

Algunos de los aspectos en los que resulta urgente progresar para poder completar en una década la transición y ser una economía que llegó al umbral de ingresos mínimos para ser un país desarrollado son los siguientes:

1. Mejorar el entorno de negocios: Es necesario avanzar en reformas que, resguardando apropiadamente los derechos de los trabajadores y cuidado del medio ambiente, mejoren el ambiente de negocios para que Chile sea una primera parada para la inversión extranjera.

El informe Doing Business publicado por el BM da cuenta de que Chile en su último número subió dos posiciones, llegando a la posición 55 de 190 países, y con ello recuperó el liderazgo en Sudamérica.

La mejor calificación que obtuvo el país en el ranking, más que responder a haber realizado reformas significativas que mejoren el ambiente de negocios, se explica principalmente por cambios metodológicos y el retroceso de otras economías, como Perú y Colombia.

Aquí, tenemos mucho espacio para realizar mejoras y alcanzar nuevamente posiciones de vanguardia en este ámbito.

2. Mejorar nuestras competencias laborales: En las últimas décadas la calidad y cobertura de la educación en Chile ha mejorado, pero es necesario seguir avanzando. Y a tranco más rápido para cerrar las brechas en las competencias de los alumnos que nos permitan llegar a posiciones de liderazgo a nivel internacional.

Los resultados de los estudiantes en la prueba PISA han mejorado, están entre los mejores de Latinoamérica. Y al mismo tiempo han acortado la brecha respecto de los alumnos de países que logran los mejores puntajes.

Sin embargo, los puntajes alcanzados están por debajo de la mayoría de las naciones desarrolladas y del promedio de la OCDE.

Si, además, en el futuro se mantiene el paso con el cual han venido subiendo los puntajes de los alumnos chilenos en la Prueba PISA, les tomaría casi una década llegar al puntaje promedio en lectura que hoy tienen los países de la OCDE, una y media década llegar al puntaje en ciencias, y dos décadas llegar al puntaje en matemáticas.

3. Innovación como fundamento de las ganancias de productividad: Como país estamos reprobados en los niveles de inversión en investigación y desarrollo (I+D), que solo llega a un 0,38% del producto (PIB). A nivel global, se invierte un 2,23%, y en los países de la OCDE, 2,55%.

En términos del registro de patentes de invención (PI), Chile ocupa la posición 49 a nivel global, y en América Latina está por debajo de Brasil, México y Argentina.

En este ámbito, las principales falencias a nivel agregado en Chile están en los bajos niveles inversión en investigación y desarrollo. Políticas públicas que incentiven en el sector privado mayores niveles de inversión en I+D son fundamentales.

Lee aquí un artículo sobre desarrollo y crecimiento económico chileno.

Para que Chile sea desarrollado, ¡la tarea es el crecimiento!


En general, los países se clasifican según su nivel de desarrollo económico, entre países más y menos desarrollados. Estas clasificaciones se basan en una serie de criterios económicos, sociales y ambientales, que incluyen el ingreso per cápita y la distribución de ingreso, la esperanza de vida, tasas de alfabetización y desarrollo cultural, y el cuidado del medio ambiente.

No existe una única mirada para definir lo que es un país desarrollado. Y para estar en esa categoría es necesario, pero no suficiente, ser un país de ingresos altos, de un ingreso per cápita alto.

A Chile se le identifica como una economía en transición, desde una donde el motor de crecimiento está dado por un aumento en el nivel de educación, adopción de tecnologías, y un uso más eficiente de los recursos; a una desarrollada, donde se agrega el importante motor de crecimiento de la innovación. Esta permite crear nuevos productos, procesos y modelos de negocios para dar saltos en la productividad.

El nivel de ingreso per cápita de los chilenos no es suficiente para estar en el grupo de las economías desarrolladas. Lo que hace urgente acelerar el crecimiento, y entre otros, con ello cerrar las brechas de ingresos que hoy tenemos con los países desarrollados.

Las cifras del Fondo Monetario Internacional (FMI) dan cuenta que en el período 2006-2009 la economía chilena creció a una tasa promedio anual de 3,3%, por debajo del promedio del mundo. En el período 2010-2013 de 5,3%, por encima del promedio del mundo. Y para el período 2014-2017 se espera un promedio de 1,8%, por debajo del promedio de la economía global.

Además, el FMI proyecta que Chile crecerá a una tasa anual promedio de 2,8% para el período 2018-2021, también por debajo de la tasa de crecimiento de la economía global. (Ver figura).




continuar creciendo a tasas por debajo del 2%, le tomaria casi dos décadas llegar a un ingreso per cápita (paridad de poder adquisitivo, PPA) como el que hoy tiene Estonia, dos décadas el de Portugal, casi tres, el de Eslovenia, y tres y media décadas el de España.

Y, si la tasa de crecimiento del producto en Chile aumenta en forma importante, como es el objetivo de la nueva administración que asume en marzo próximo, y se empina, por ejemplo, a cifras cercanas a 4%, antes de ocho años el país podría alcanzar un ingreso per cápita (PPA) como el de Estonia, en ocho años el de Portugal, en diez años el de Eslovenia, y en casi una década y media el de España.

Por ello, nuestra aspiración de ser un país desarrollado debe realzar el objetivo de recuperar el crecimiento económico. No existe ninguna economía en el mundo que haya alcanzado los umbrales de ingreso de los países desarrollados sin altas tasas de crecimiento económico.

Débil crecimiento e incertidumbre
En Chile el débil crecimiento e incertidumbre al que ha estado expuesta la economía durante los últimos años nos pasan la cuenta.

Ello se ve reflejado en:
  • Fuerte caída de la tasa de inversión extranjera, a pesar de los bajos costo de acceso al financiamiento a nivel global. Según el Banco Central (BC), en el segundo trimestre de 2017 se registró la mayor desinversión de capitales extranjeros desde que existen registros (2003), tras disminuir US$ 313 millones, cifra que considera las participaciones en capital, las utilidades reinvertidas y los instrumentos de deuda.
  • Así, 2017 cerró con el riesgo de ser el tercer año consecutivo de caída de la inversión extranjera directa, habiendo ya descendido cerca de 15% en 2015 y 40% en 2016.
  • Débil generación de empleos asalariados en el sector productivo. La mayor parte de los nuevos empleos que se han generado en el país son de trabajadores por cuenta propia (el número de personas en esta categoría en el último trimestre julio-septiembre, alcanzó un máximo histórico desde 2010).
  • Los empleos asalariados en el sector privado se han reducido en cerca de 40 mil en los últimos doce meses. Y, en el mismo período, se han creado unos 90 mil en el sector público.
  • Aumento de la tasa de pobreza extrema en el país. Según cifras del Banco Mundial (BM), el porcentaje de personas en Chile viviendo con US$ 1,9 (PPA) por día ha aumentado desde 0,9% en 2013 a 1,3% en 2015.
Lee aquí un artículo sobre cómo mejorar la competitividad chilena.

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