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martes, 20 de marzo de 2018

¿Qué hacer para ser un país desarrollado en una década?




¿Cómo llegar a ser un país desarrollado en una década? Veamos algunos indicadores. Desde los años 90 Chile muestra una preocupante caída en la Productividad Total de Factores (PTF), que mide los cambios en el producto que no se explican por cambios en la cantidad de capital o trabajo. La PTF ha disminuido desde una tasa de crecimiento anual cercana a 1,2% en el período 1992-2000, a 0,8% en el período 2001-2005, a -1,2% en 2006-2010, a 0,5% en 2011-2012, y a -1,0% en 2013-2017.

Y, hoy, con valores de la PTF negativos, resulta muy difícil que se observen aumentos en los salarios y/o rentabilidad de las empresas. Un valor negativo de la PTF nos dice que, con más recursos, como trabajo y capital, estamos produciendo menos.

Y, esto va en directa relación con la pérdida de competitividad del país a nivel internacional que da cuenta el índice de Competitividad Global que calcula el Foro Económico Mundial (FEM). La posición de Chile en el ranking se ha deteriorado desde la Gran Recesión de 2008-2009, con un pequeño repunte favorable en los últimos dos años.

Si aspiramos ser un país desarrollado en una década, mejorar la competitividad de la economía del país debe ser una de las tareas prioritarias para la nueva administración.

Tareas prioritarias

Algunos de los aspectos en los que resulta urgente progresar para poder completar en una década la transición y ser una economía que llegó al umbral de ingresos mínimos para ser un país desarrollado son los siguientes:

1. Mejorar el entorno de negocios: Es necesario avanzar en reformas que, resguardando apropiadamente los derechos de los trabajadores y cuidado del medio ambiente, mejoren el ambiente de negocios para que Chile sea una primera parada para la inversión extranjera.

El informe Doing Business publicado por el BM da cuenta de que Chile en su último número subió dos posiciones, llegando a la posición 55 de 190 países, y con ello recuperó el liderazgo en Sudamérica.

La mejor calificación que obtuvo el país en el ranking, más que responder a haber realizado reformas significativas que mejoren el ambiente de negocios, se explica principalmente por cambios metodológicos y el retroceso de otras economías, como Perú y Colombia.

Aquí, tenemos mucho espacio para realizar mejoras y alcanzar nuevamente posiciones de vanguardia en este ámbito.

2. Mejorar nuestras competencias laborales: En las últimas décadas la calidad y cobertura de la educación en Chile ha mejorado, pero es necesario seguir avanzando. Y a tranco más rápido para cerrar las brechas en las competencias de los alumnos que nos permitan llegar a posiciones de liderazgo a nivel internacional.

Los resultados de los estudiantes en la prueba PISA han mejorado, están entre los mejores de Latinoamérica. Y al mismo tiempo han acortado la brecha respecto de los alumnos de países que logran los mejores puntajes.

Sin embargo, los puntajes alcanzados están por debajo de la mayoría de las naciones desarrolladas y del promedio de la OCDE.

Si, además, en el futuro se mantiene el paso con el cual han venido subiendo los puntajes de los alumnos chilenos en la Prueba PISA, les tomaría casi una década llegar al puntaje promedio en lectura que hoy tienen los países de la OCDE, una y media década llegar al puntaje en ciencias, y dos décadas llegar al puntaje en matemáticas.

3. Innovación como fundamento de las ganancias de productividad: Como país estamos reprobados en los niveles de inversión en investigación y desarrollo (I+D), que solo llega a un 0,38% del producto (PIB). A nivel global, se invierte un 2,23%, y en los países de la OCDE, 2,55%.

En términos del registro de patentes de invención (PI), Chile ocupa la posición 49 a nivel global, y en América Latina está por debajo de Brasil, México y Argentina.

En este ámbito, las principales falencias a nivel agregado en Chile están en los bajos niveles inversión en investigación y desarrollo. Políticas públicas que incentiven en el sector privado mayores niveles de inversión en I+D son fundamentales.

Lee aquí un artículo sobre desarrollo y crecimiento económico chileno.

Para que Chile sea desarrollado, ¡la tarea es el crecimiento!


En general, los países se clasifican según su nivel de desarrollo económico, entre países más y menos desarrollados. Estas clasificaciones se basan en una serie de criterios económicos, sociales y ambientales, que incluyen el ingreso per cápita y la distribución de ingreso, la esperanza de vida, tasas de alfabetización y desarrollo cultural, y el cuidado del medio ambiente.

No existe una única mirada para definir lo que es un país desarrollado. Y para estar en esa categoría es necesario, pero no suficiente, ser un país de ingresos altos, de un ingreso per cápita alto.

A Chile se le identifica como una economía en transición, desde una donde el motor de crecimiento está dado por un aumento en el nivel de educación, adopción de tecnologías, y un uso más eficiente de los recursos; a una desarrollada, donde se agrega el importante motor de crecimiento de la innovación. Esta permite crear nuevos productos, procesos y modelos de negocios para dar saltos en la productividad.

El nivel de ingreso per cápita de los chilenos no es suficiente para estar en el grupo de las economías desarrolladas. Lo que hace urgente acelerar el crecimiento, y entre otros, con ello cerrar las brechas de ingresos que hoy tenemos con los países desarrollados.

Las cifras del Fondo Monetario Internacional (FMI) dan cuenta que en el período 2006-2009 la economía chilena creció a una tasa promedio anual de 3,3%, por debajo del promedio del mundo. En el período 2010-2013 de 5,3%, por encima del promedio del mundo. Y para el período 2014-2017 se espera un promedio de 1,8%, por debajo del promedio de la economía global.

Además, el FMI proyecta que Chile crecerá a una tasa anual promedio de 2,8% para el período 2018-2021, también por debajo de la tasa de crecimiento de la economía global. (Ver figura).




continuar creciendo a tasas por debajo del 2%, le tomaria casi dos décadas llegar a un ingreso per cápita (paridad de poder adquisitivo, PPA) como el que hoy tiene Estonia, dos décadas el de Portugal, casi tres, el de Eslovenia, y tres y media décadas el de España.

Y, si la tasa de crecimiento del producto en Chile aumenta en forma importante, como es el objetivo de la nueva administración que asume en marzo próximo, y se empina, por ejemplo, a cifras cercanas a 4%, antes de ocho años el país podría alcanzar un ingreso per cápita (PPA) como el de Estonia, en ocho años el de Portugal, en diez años el de Eslovenia, y en casi una década y media el de España.

Por ello, nuestra aspiración de ser un país desarrollado debe realzar el objetivo de recuperar el crecimiento económico. No existe ninguna economía en el mundo que haya alcanzado los umbrales de ingreso de los países desarrollados sin altas tasas de crecimiento económico.

Débil crecimiento e incertidumbre
En Chile el débil crecimiento e incertidumbre al que ha estado expuesta la economía durante los últimos años nos pasan la cuenta.

Ello se ve reflejado en:
  • Fuerte caída de la tasa de inversión extranjera, a pesar de los bajos costo de acceso al financiamiento a nivel global. Según el Banco Central (BC), en el segundo trimestre de 2017 se registró la mayor desinversión de capitales extranjeros desde que existen registros (2003), tras disminuir US$ 313 millones, cifra que considera las participaciones en capital, las utilidades reinvertidas y los instrumentos de deuda.
  • Así, 2017 cerró con el riesgo de ser el tercer año consecutivo de caída de la inversión extranjera directa, habiendo ya descendido cerca de 15% en 2015 y 40% en 2016.
  • Débil generación de empleos asalariados en el sector productivo. La mayor parte de los nuevos empleos que se han generado en el país son de trabajadores por cuenta propia (el número de personas en esta categoría en el último trimestre julio-septiembre, alcanzó un máximo histórico desde 2010).
  • Los empleos asalariados en el sector privado se han reducido en cerca de 40 mil en los últimos doce meses. Y, en el mismo período, se han creado unos 90 mil en el sector público.
  • Aumento de la tasa de pobreza extrema en el país. Según cifras del Banco Mundial (BM), el porcentaje de personas en Chile viviendo con US$ 1,9 (PPA) por día ha aumentado desde 0,9% en 2013 a 1,3% en 2015.
Lee aquí un artículo sobre cómo mejorar la competitividad chilena.

martes, 21 de noviembre de 2017

Gobernanza: ¿Qué desafíos implica en un Chile de clase media?


¿Qué es la gobernanza?

No existe una sola definición y va a depender del contexto en que se analice. Según el Diccionario de la Real Academia Española, gobernanza es el arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía.
Para el Banco Mundial (BM) esta consiste de las tradiciones e instituciones por las cuales se ejerce la autoridad en un país. Ello incluye:
• el proceso por el cual los gobiernos son seleccionados, monitoreados y reemplazados.
• la capacidad del gobierno para formular e implementar efectivamente políticas sólidas.
• el respeto de los ciudadanos y el Estado por las instituciones que gobiernan las interacciones económicas y sociales entre ellos.

¿Por qué es importante la gobernanza?

La gobernanza es fundamental para la buena aplicación de las políticas públicas y el desarrollo del país. Donde, frecuentemente, se observa que políticas públicas correctas no siempre generan los resultados de desarrollo esperados. Y los países finalmente fracasan por problemas de gobernanza.
Chile ha más que cuadruplicado su ingreso per cápita (paridad de poder adquisitivo, PPA) en un par de décadas. Y hoy una amplia mayoría de la población se considera de clase media (70%), pero aún no es un país desarrollado.
En esta nueva realidad, donde pareciera que el crecimiento de la economía y la generación de empleos se toman como dados, y pasan a ser el punto a partir del cual se construye una sociedad más compleja.
Sociedad en la que se despiertan nuevos intereses en la población que hacen más difícil la gobernanza del país. Entendida esta última como el proceso de interacción entre actores estatales y no estatales, para formular y aplicar políticas en el marco de un conjunto determinado de reglas formales e informales que afectan y son afectadas por las relaciones de poder. En una mirada de desarrollo que valoriza aspectos como el respeto a la identidad, dignidad e inclusión, y cuidado del medio ambiente.
Las deficiencias de gobernanza pueden ser la barrera que hagan fracasar las mejores políticas públicas.

¿Qué tan bien está Chile en gobernanza?

Desde el año 1996, el BM junto a Natural Resource Governance Institute (NRGI) y Brookings Institution evalúan la gobernanza de cerca de 200 países y territorios analizando seis aspectos: Voz y rendición de cuentas; estabilidad política y ausencia de violencia / terrorismo; eficacia del gobierno; calidad regulatoria; estado de derecho, y control de la corrupción.
Chile en calidad regulatoria, estado de derecho y control de la corrupción, está dentro del 20% de los países mejor evaluados (ver Figura 1).También, en calidad regulatoria, está por encima del promedio de los países de la OCDE (Figura 2). Pero, con una marcada tendencia a la baja en lo que es el control de la corrupción.
Las áreas más deficitarias son: voz y rendición de cuentas, y eficacia del gobierno, donde en ambos está en el 30% de los países mejor evaluados. Y queda aún más abajo en estabilidad política y ausencia de violencia y terrorismo, donde solo está en el 40% de los mejor evaluados.

Figura 1: posición de Chile en rango percentil

Fuente: World Wide Governance Indicators, del Banco Mundial.


Figura 2: posición Chile respecto OCDE como %

 
Fuente: World Wide Governance Indicators, del Banco Mundial.

Chile ha sido un país exitoso en América Latina, y hoy avanzar en una mejor gobernanza, adoptando las mejores prácticas y cerrando las brechas con los países de la OCDE, es una tarea prioritaria para alcanzar el umbral de ser un país desarrollado.

¡Sin gobernanza no hay desarrollo!

Fuente: Emol Clase Ejecutiva

viernes, 17 de noviembre de 2017

Productividad en Chile: ¡se necesita más inspiración con menos transpiración!

La productividad total de factores es aquella parte del crecimiento de la economía que no se explica por cambios en la cantidad de capital o trabajo.


¿Qué es la productividad?

No existe una sola definición y va a depender del contexto en que se analice, sea a nivel agregado en la economía o por sector industrial, o en términos empresariales e incluso a nivel personal. Pero, en general, existe consenso de que el concepto de productividad es una medida de la cantidad que se obtiene de un producto dada la cantidad de recursos utilizados.

Una métrica de productividad sobre la que frecuentemente se escribe, es la productividad total de factores (PTF). La PTF —la inspiración—, es aquella parte del crecimiento de la economía que no se explica por cambios en la cantidad de capital y/o trabajo —la transpiración.

Entre otros, la PTF aumenta cuando: 
  • hay un aumento en los niveles de eficiencia con los que la economía está asignado los recursos hacia usos de mayor valor
  • se corrigen fallas de mercado
  • se reducen los costos de transacción por operar en el mercado
  • hay cambios tecnológicos que expanden la frontera de posibilidades de producción

También, se podrían anotar aumentos en la PTF cuando no se identifica apropiadamente la presencia de economías de escala o de densidad. En estas, aumentos en la cantidad producida requieren de cantidades adicionales cada vez menores de recursos.

¿Por qué es importante que la PTF aumente?

Que la PTF aumente es importante porque permite alimentar un aumento en los salarios y las utilidades de las empresas, más allá de un aumento en la cantidad de trabajo y capital. Y, por ello, entender los determinantes de la PTF es esencial para guiar las decisiones de política pública y de las empresas. Especialmente respeto de hacía a dónde se deben dirigir los esfuerzos del país y de la inversión, con el fin de lograr mayor crecimiento, mayores salarios y utilidades, y un aumento en el bienestar de la población.

¿Qué ha ocurrido en los últimos años?

Desde los años 1990 Chile muestra una preocupante caída en la PTF. Ello da cuenta de que las ganancias de eficiencia por la reasignación de recursos, desde sectores menos productivos hacia los más productivos que se lograron desde la década de los 70 y 80, con la apertura de la economía chilena al comercio internacional, se han extinguido. Y, ello hace que, por esta vía, sea cada vez más difícil lograr incrementos adicionales en el nivel de producto más allá del aumento de los factores de producción.

La figura ilustra la tasa de crecimiento de la PTF. Hoy, con valores negativos, resulta muy difícil que se observen aumentos en los salarios y/o rentabilidad de las empresas. Un valor negativo nos dice que con más recursos —como trabajo y capital— estamos produciendo menos.

 Fuente: Informe Económico Cámara de Comercio de Santiago, 27 de junio 2017.

La productividad, es uno de los principales desafíos para la economía chilena, y si se quiere aumentar el estándar de vida de la población debemos poner un mayor énfasis en la inspiración.


Lecturas adicionales

Mira aquí el manual, en inglés, de la OECD sobre cómo medir la productividad. Measuring Productivity. OECD Manual: Measurement of Aggregate and Industry-Level Productivity Growth, 2001.

Y aquí, el informe anual 2016, sobre productividad en Chile, de la Comisión Nacional de Productividad. Informe Anual 2016, La productividad en Chile: Una mirada de largo plazo. Comisión Nacional de Productividad.


También te recomiendo, el índice de productividad ICARE-CLAPES UC, que puedes ver aquí Índice de Productividad ICARE-CLAPES UC, Octubre de 2017.

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