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martes, 26 de septiembre de 2017

Expectativas: ¿Sabías que son un poderoso determinante del desempeño económico?


Las expectativas son lo que uno cree o espera que suceda en el futuro. Y ellas son muy poderosas para determinar el comportamiento y guiar las decisiones de los diferentes actores económicos y sociales.
Demasiado depende de lo que la gente piensa. Y el éxito de las políticas depende de las expectativas que el público tiene sobre sus efectos.
¿Pueden meros anuncios de política afectar la inversión, el crecimiento y la generación de empleos? ¡Sí! Y ello va a depender de cuan probable crean los actores que esos anuncios se puedan transformar en una realidad que afecte positiva o negativamente el entorno de negocios.
Lograr que la economía se desarrolle, crezca, es vital para que esta cree más y mejores empleos productivos. En Chile, desde 2014 más del 60% de los empleos generados son por cuenta propia, por lo general empleo informal sin ningún tipo de seguridad social. Y de los empleos asalariados que se han creado, más del 75% corresponden al sector público.

¿Qué pasó con el crecimiento?

¿Por qué desde 2014 se han creado muy pocos trabajos formales en el sector productivo? Esto se explica por las expectativas y cambios en el desempeño de la economía chilena durante los últimos ciclos presidenciales.
En el período 2010-2013, la economía global creció a una tasa promedio de 4%. Y en el período 2014-2017 se espera que lo haga en un 3,3% promedio, y 3,5% en 2017.
Por su parte, en el período 2010-2013, Chile creció a una tasa promedio de 5,3%. Y se espera que en el período 2013- 2017 lo haga en 1,9% promedio, y 1,6% máximo en 2017.
¿Qué pasó, si desde el año 2000 hasta el año 2013 Chile consistentemente había crecido más que la economía global, y desde el año 2014 el país ha crecido menos que esta última?
Son múltiples los elementos que determinan el crecimiento económico. Hay factores externos e internos, unos causados por la naturaleza y otros son el resultado de decisiones y políticas.
Y, en una economía de mercado, estos elementos inciden profundamente sobre las decisiones de consumo, ahorro e inversión. Y con ello, en crear o no más y mejores empleos.

Pesimismo por los cambios

La disminución del crecimiento de la actividad económica desde el 2014 se explica de manera importante por el deterioro de las expectativas y confianza empresarial.
Desde marzo de 2013, el mercado ya anticipó un profundo cambio en la conducción económica del país desde el 2014. Ello se vio reflejado en que el indicador mensual de confianza empresarial (IMCE) cae de manera sostenida, a pesar de las mejores proyecciones de crecimiento de la economía global que mostraba signos de mayor estabilidad después de la gran recesión del año 2007- 2009.
Ya en 2013 las expectativas capturaban un mayor pesimismo del desempeño futuro de la economía chilena. Ello estaba alimentado por anuncios de un alza significativa de los impuestos corporativos, de una nueva constitución, de una reforma laboral, y de un fuerte aumento de gasto público, financiado con mayores impuestos y deuda. Y posteriormente, avalados en acciones concretas.
Así, dando cabida a las expectativas y cambio en la conducción económica, política y social del país, la inversión experimentó una caída estrepitosa y se desplomó desde un 27,2% del PIB a inicios del 2013, a 21,7% el segundo trimestre de 2017.
El deterioro del ambiente de negocios también ha sido corroborado por el deterioro del país en rankings internacionales como el informe Doing Business del Banco Mundial. O la baja en la nota crediticia que por primera vez en 25 años han hecho sobre Chile las agencias de clasificación de riesgo como Standar & Poor´s (S&P) y Moody’s, entre otros.
Para quienes quieran profundizar sobre el tema de las expectativas, les recomiendo leer “Las contribuciones de Finn Kydland y Edward Prescott a la macroeconomía dinámica: la consistencia temporal de la política económica y las fuerzas motrices detrás de los ciclos económicos”. En este link pueden leerlo en inglés, y aquí en español.

sábado, 22 de abril de 2017

Has IMF missed the white noise in world GDP growth projections?



https://t.co/b8LteMnLHx


On Thursday, April 18, IMF launched chapter 1 of World Economic Outlook (WEO), one of its key anchor publications, with world GDP growth projections, where IMF forecast global growth of 3.5 percent for this year, and 3.6% for 2018. As we look at this and past IMF WEO publications, taking WEOs after the 2009 economic crisis, there appears to exist a happy bias, where world GDP growth projections carry an upward bias.

The theory of rational expectations was originally proposed by John F. Muth (1961) [1], which later became an anchor idea in economic modeling when it was used by neoclassical economists such as Robert Lucas, Jr. [2], Edward C. Prescott, Thomas J. Sargent, Michael R. Darby, Finn E. Kydland, Lawrence H. Summers, and Neil Wallace. [3] This is a hypothesis of economic science which states that predictions about the future value of economically relevant variables made by rational agents should not be systematically erroneous and that the errors are random, uncorrelated and with zero mean (white noise).

This idea on how to model expectations, known as the rational expectation hypothesis, accepts that the expectations of economic agents may be individually erroneous, but correct on average. Thus, although the future is not entirely predictable, it is assumed that agents' expectations are not systematically skewed and that they use all relevant information to form their expectations about economic variables, including information about past mistakes.

IMF world GDP growth projections serve many important purposes for policy makers in member countries, for the private sector and the public in general. To the extent that these projections may affect policies, economic and investment decisions, they may affect the eventual economic outcome. Predicting the economy is complex, it is an art more than a science, and the only certainty is uncertainty. And, in this respect, models should be frequently revised and adjusted so projections only carry a white noise and not a bias.

We know that predicting the economy’s next few years is one of the areas in which economists fail considerable. But, the value of better predictions is enormous. For example, if decision makers have better forecasts that a recession is on the corner, they might prepare in a better way to weather the storm, and eventually take measures in advance to counteract or minimize the recession, and ease others and save millions from adversity and unemployment. The aim of having white noises in economic forecasting should be an objective in top notch economic modeling.

The good news is that if we believe in rational expectations, the market already discounts any happy bias, and make its own assessments of the accuracy of the different world GDP projections.




[1] John F. Muth. (1961). "Rational Expectations and the Theory of Price Movements", Econometrica 29, pp. 315–335.
[2] Lucas, Robert (1972). "Expectations and the Neutrality of Money". Journal of Economic Theory. 4 (2): 103–24.
[3] Edited by Preston J. Miller (1994). The Rational Expectations Revolution: Readings from the Front Line. The MIT Press. ISBN: 9780262132978 and ISBN: 9780262631556.

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